¿Santa Claus en casa?

Realmente tengo recuerdos muy bonitos con toda mi familia, pero un acontecimiento que se repetía año con año era en la cena de Noche Buena. Como todas las familias, nos reunimos en casa de los abuelos para convivir y pasar un rato agradable en compañía de todos nuestros seres queridos.

Desde que tengo memoria, el menú ha sido pierna y lomo de cerdo, papas al horno, ensalada de codito, pambacitos de la tía Eli, chiles fríos, sandwichón y spaghetti de todos los sabores, porque, aunque somos familia, tenemos gustos diferentes, algunos prefieren la salsa verde, otros la roja, y la gran mayoría opta por comer spaghetti blanco, todos con su respectivo queso parmesano. Y obviamente no puede faltar la rica ensalada de manzana y el pastel de zarzamora con queso.

Cuando todos los primos éramos pequeños, normalmente nos reuníamos alrededor de las 10 de la noche, pero debo confesar que la puntualidad no es nuestra mejor cualidad y algunas personas llegaban una hora después. Ya reunidos, procedíamos a tomar las fotos familiares para recordar la ocasión. Posteriormente, alrededor de las 11 de la noche, cenábamos y los adultos conversaban un rato, mientras que los primos esperábamos con ansia la media noche.

A las 12 en punto, sonaba una pequeña campana y llegaba Santa Claus a entregarnos nuestros regalos. Recuerdo que sacaba uno por uno de su saco y teníamos que adivinar de quién era cada obsequio, mis primos y yo estábamos muy entusiasmados por ver a Santa año tras año, así como podernos tomar fotos con él y posteriormente disfrutar de nuestros juguetes. A nuestros papás les causaba mucha ilusión vernos tan felices por vivir esa experiencia.

Cuando crecimos, nos percatamos que un integrante de la familia se disfrazaba de Santa Claus para darle un toque de magia a cada Navidad. Hoy en día, puedo decir que soy muy afortunada de que mi mamá, mis tíos y mis abuelos hayan realizado ese acto de amor año con año, sin duda alguna son recuerdos que siempre vivirán en mi mente y corazón.