¿Y los regalos?



Siguiendo con la historia de las fechas decembrinas, la cual es mi temporada favorita del año, viví la peor de las tragedias que le pueden suceder a una niña de tan solo 5-6 años, los Reyes Magos se olvidaron de mí. Como ya saben, toda mi vida he disfrutado dormir durante el día y despertar hasta tarde, para ser exactos, a las 2 o 3 de la tarde.

Un 6 de enero pasó algo inusual, los nervios no me dejaban dormir y por esa razón desperté a las 7 de la mañana, recuerdo que toda la noche estuve inquieta porque quería saber cuáles eran los regalos que los Reyes Magos me habían traído. Rápidamente me dirigí a la sala, lugar en donde año con año ponemos el arbolito, mi sorpresa fue que no había ni un solo regalo e inmediatamente empecé a llorar con mucho sentimiento.

Corrí a la recámara de mi mamá desconsolada, ella aún seguía dormida y cuando me vio llorando, preguntó que era lo que me pasaba, le expliqué la situación y trató de convencerme de que los regalos estaban escondidos en otro lado y que debía buscarlos bien. Además, me dio una serie de ideas acerca de los lugares en los que podrían estar y una vez que recuperé la calma, fui a buscarlos.

Mientras estaba en el segundo piso de la parte trasera de la casa, los Reyes Magos acomodaron mis regalos detrás de un piano que se encuentra en el cuarto de tele. Minutos más tarde, mi mamá dijo que había hallado los regalos y que corriera a abrirlos, en ese momento, la emoción inundó mi ser, y estuve aún más feliz porque los Reyes Magos me habían obsequiado todo lo que les había pedido, entre los regalos estaban un kit enorme de maquillaje de fantasía, juegos de mesa, peluches y ropa para mis nenucos.

Hasta la fecha, es una anécdota que recordamos con los demás integrantes de la familia, después de ese año, mi mamá optó por dejar los regalos debajo del árbol desde la noche anterior para evitar que se repitiera la triste historia de los regalos perdidos. 

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