Señorita berrinches.
Ser hija única tiene muchas
ventajas, pero también algunas desventajas, en mi opinión, es una de las mejores
cosas que me pudo haber pasado, ya que siempre he tenido toda la atención,
disponibilidad y cariño de mi mamá, aunque una de las consecuencias de ello, es
que me volví bastante berrinchuda y consentida, en especial cuando era más pequeña.
Crecí en una familia pequeña, y
durante toda mi infancia conviví únicamente con mis 3 primos, eso fue algo divertido,
pero a la vez un poco complicado, debido a que me tenía que adaptar a ellos, y especialmente
a sus juegos. Muchas veces me hacían repelar y no me dejaban jugar PlayStation
con ellos porque eran videojuegos de carreras o de lucha libre, en otras ocasiones
me molestaban porque no sabía jugar fútbol de la misma forma en como lo hacían
ellos, eso me ponía triste y terminaba llorando.
Por la mañana realizamos un
recorrido por todo el parque, pero deben saber que desde pequeña he sido muy
floja para caminar, por esa razón comencé a hacer un berrinche, aparte de que
estaba inquieta y emocionada por ya ir a los juegos. Cabe mencionar que La ciudad
de los niños abría sus puertas al público alrededor de medio día. Además de que
íbamos en una excursión y los horarios no dependían de mi mamá, por esa razón,
ella decidió ignorarme, cosa que me hizo enojar aún más y me hinqué en el piso
de piedra, mi mamá no se percató de eso y me jaló con el arnés de la mochila, el
berrinche terminó siendo aún peor porque acabé con las rodillas todas raspadas.
Esas son algunas de las muchas
anécdotas de niña berrinchuda, es un tema que he trabajado con el paso de los
años, aunque mi mamá dice que si algún día llego a tener hijos, voy a pasar por
las mismas situaciones que le hice pasar a ella.
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