Te llevo conmigo hasta que volvamos a vernos.
Mi Tita Ana era un ejemplo a
seguir, una mujer muy trabajadora y a la vez dedicada a su familia, excelente
hija, hermana, madre, esposa, tía, abuela y bisabuela. Tengo muy bonitos recuerdos
con ella, ya que fue la mano derecha de mi mamá y me cuidó desde pequeña junto
con mi abuelita Lolita, mi tía Maye y mi Nina. Además, ella fue mi madrina de 3
años y de primera comunión, eso la hacía aún más especial para mí.
Al mirar sus fotos, veo a una
mujer guapa, siempre traía puestos unos pendientes muy bonitos, además usaba el
mismo color de esmalte tan característico de ella, un tono aperlado que le
sentaba bastante bien a su color de piel. Otro factor característico de ella
fue que siempre cuidaba su cutis, eso hacía que sus ojos, cejas y labios
resaltaran aún más, cabe mencionar que tengo rasgos parecidos a ella, entre
ellos, heredé la forma de su nariz.
Dios decidió llamarla a su
lado cuando tenía 62 años, tuvo una larga y fuerte lucha contra el cáncer, su
pérdida fue muy dolorosa para todos sus seres queridos, pero nos dejó una gran
lección de valentía y de fe. Sin duda alguna, su enfermedad provocó que todos
los miembros de la familia nos acercáramos a Dios, ella es la razón por la que
la familia sigue unida, ya que su última voluntad fue que continuáramos reuniéndonos
cada domingo en su casa, así como cuando estaba ella. Hoy, 17 de abril, era el día de su cumpleaños, y la recuerdo con
mucho amor y admiración. Te llevo conmigo hasta que volvamos a vernos, Tita
Ana.
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